Saber reconocer la belleza femenina real
Mamá ¿esa niña era guapa o fea? No sé a qué edad exactamente empieza uno a cuestionarse la belleza femenina ni por qué… tal vez, cuando tu entorno empieza a bombardear a los tres años con la ridícula preguntita tipo:
—¿Y tú? ¿Tienes novia? ¿Es guapa?
—¿Cómo se llama tu novio? ¿Es guapo?
Yo jamás le he hecho esa pregunta a mi niño porque no me parece que tenga ningún sentido a estas edades, y desde luego el día que pueda tenerlo, tengo claro que la siguiente pregunta no será la anteriormente señalada, ya que así sólo le estaremos enseñando lo que la belleza femenina no es. Pero claro, es tan mono ver como dos peques dicen que son novios y se dan un piquito en la boca…
¿Te darías tú un piquito con el vecino del quinto si te dice que es tu novio? ¡No! Ni guapo ni feo, desde luego que no lo harías… Y sin embargo nuestro peque sí tiene que darle un besito a su novia… (que a ver que se imaginan él y ella sobre lo que quiere decir novia…).
¿Qué le estamos enseñando realmente a nuestra infancia sobre belleza y la belleza femenina con este tipo de acciones promovidas por los adultos?
Pues una sencilla lección: que para ser novios solo hay que besarse, y que lo importante a la hora de escoger novia es que la otra parte sea guapa, nada de inteligencia emocional, social, matemática, lingüística… Que la belleza femenina está solo en el físico.
Menuda tontería que inventó el señor Howard Gardner con eso de las inteligencias múltiples, no?… con la guapura ya es suficiente para que una mujer sea bella. ¡Gran virtud a buscar en tu pareja ideal! Luego nos preguntamos por qué de mayores quieren ser “tronistas” de MYHYV en vez de premios nóbeles…
El caso de la belleza femenina en el peaje de la autopista
Numerosas veces, en la mayoría de los casos por un simple ahorro de tiempo, recurro a la autopista que une la zona donde vivo con Vigo. Casi siempre me dirijo a estudiar o trabajar con lo que suelo ir sola, pero una vez se acaba el año escolar, mis peques me acompañan a hacer miles de recados. Y uno de los momentos que me alegra el día es cuando paso por el peaje, y no porque tenga que pagar precisamente… Pensé que la percepción sería solo mía hasta que hace unos días mi hijo me hizo partícipe de su opinión sobre la belleza femenina.
—Mamá, ¿por qué te sonríe siempre esa chica?
—Pues porque es muy simpática, cariño.
—Es verdad que es guapa, sí.
La infancia sí sabe entender la belleza (Tuitéala)
Así entiende (o debería de entender) un niño de tres años la belleza femenina, y de la misma manera la masculina, a través de las sensaciones que le proporciona una persona. Para mi hijo, una chica como la del peaje de la autopista, que siempre nos sonríe, tiene una voz que irradia alegría, regala piropos a su mamá, nunca parece tener un mal día, y aunque no te conoce de nada hasta te habla con cariño es, cómo no… ¡una chica guapísima!
Y, sin embargo, otro día pasando por el mismo peaje:
—Buenos días! -digo yo.
—¿Quiere recibo?
Y este es el apunte de mi hijo, para reflexionar:
—Mamá esa sí que era fea ¿eh? Nada simpática…- responde mi hijo en esta ocasión.
¿Eres un modelo de «belleza» para tus peques? (Tuitéala)
La cara de aquella otra chica lo decía todo, seria, amargada, quizás solo cansada o triste, pero nada que pudiera indicarle a mi hijo que allí existía belleza – belleza femenina – alguna.
La lección que aprender de la chica “re-salada” del peaje de la autopista, la que desprende verdadera belleza femenina, la que me dice ¡hola guapetona! tanto si voy maquilladita, como si tengo unas ojeras de madre hasta el escote, es que la vida es bonita, y que la belleza femenina es la que transmitimos, y no con la que nacemos (que por si alguien no se ha dado cuenta, no es inalterable).
Gracias por leernos GUAPAS Y GUAPOS DEL MUNDO!
4 Comentarios
Cris
Hola Alba soy tu prima Cris de Madrid me ofreciste la oportunidad de conocer tu blog y me ha encantado. Todas las opiniones que he podido leer hasta ahora me parecen muy interesantes y las comparto.
Tengo dos niñas pequeñas y el tema de belleza está a la orden del día,siempre estar monas y guapas y ya me horroriza cuando llegan los reyes y sobre todo una de ellas pide el maletín de maquillaje.
Intento inculcarles otros valores pero en nuestra sociedad actual en la cual se valora tanto la belleza exterior resulta complicado. Es difícil cuando incluso en el colegio llega la fiesta de fin de curso y por lo general las niñas sólo quieren ser princesitas.
Sería bueno que desde todos los ámbitos dedicásemos más tiempo
a la educación emocional, tan importante para la vida….
Hasta la próxima !
Alba Alonso
Prima! No sabes la ilusión que me hace que hayas leído algún post del blog. Tus hijas son encantadoras, y estoy segura de que sabrás sacar todo lo bueno que tienen, que es mucho. Muy de acuerdo contigo en que deberíamos cambiar muchas cosas desde la escuela, y en ello estamos. Un abrazo muy fuerte y espero que sigamos en contacto!
Abraham Muinelo
Como siempre, interesantes reflexiones. Desde un prisma sociológico es muy fácil inculcar escalas de valores elementales y fáciles de alcanzar con teatralización, clichés, disfraces sociales y maquillajes, para el exterior y el interior. Fomentar el engaño -y el autoengaño- está a la orden del día y quien hace un análisis crítico se puede convertir en «distónico» (al igual que quienes destapan la corrupción). Otro tema de debate es la generalizada confusión de educación con debilidad e incluso con falta de carisma. Es por ello que tratar temas injustos o limitantes para el desarrollo de las personas, le da mayor mérito a tus proyectos y reflexiones. Mucho ánimo y sigue así!. .
Alba Alonso
Muchas gracias por tus palabras Abraham. Lo que nos queda pendiente como sociedad es entender de una vez el poder de la educación para aplicarle el mayor esfuerzo social y económico posible. Es la mejor inversión que un país puede realizar, y hasta que no nos demos cuenta no seremos capaces de avanzar.
Un saludo y gracias de nuevo!