¿Alguna vez te han concedido algún privilegio por el simple hecho de ser mujer? Probablemente te habrá encantado e incluso lo habrás aprovechado al máximo, pero piensa que podría ser un arma de doble filo, y lo que no te gustaría para ti, no lo quieras para tu hija, ni para tu hijo. Hace unos
“Una madre es una madre” no es más que un dicho popular, pues no existe ningún estudio científico que demuestre que por haber parido tengas a la larga una mayor conexión con tu bebé. El verdadero vínculo se sustenta en el tiempo que le dediques y la calidad del mismo, y no hace falta ser madre para eso.
Siéntate por un momento con los tuyos y piensa: ¿cuál es mi puesto en esta familia? ¿Soy el “hombre de la casa” y eso me enorgullece e incluso me otorga cierto poder del que hago uso ante los demás?¿Soy “una mujer de mi casa” porque que me ha venido dado por la sociedad, y me siento anclada en ello?
Exactamente, ¿dónde está el manual que indica las condiciones necesarias para ser padrazo o madraza?Yo no lo he leído nunca. pero os aseguro que de 100 páginas el capítulo de padrazo ocuparía UNA, la primera por supuesto, y las 99 restantes relatarían los requisitos de toda madraza que se precie. ¡Craso error! -¡Qué suerte tienes! ¿eh?
Esta es la pregunta que me hizo mi sobrina Carla de doce años cuando se enteró de que mi hermana se iba una semana sola de viaje. Y la respuesta no podía ser un simple “sí,claro” porque la pregunta encierra muchas más dudas y cuestiones de las que aparenta.
