Cómo ser un buen padre en el siglo XXI

Estamos en pleno siglo XXI y uno de los objetivos que presumimos haber alcanzado como sociedad es el de la igualdad. Las mujeres ya aparecen en política, ya son juezas,  ya trabajan fuera de casa. Y es entonces cuando toooodos creemos que ya está hecho.

Pero en realidad, esta supuesta igualdad no deja de ser ficticia porque hombres y mujeres seguimos sin tener los mismos derechos, sin cobrar los mismos sueldos por iguales trabajos y sin poder acceder a los mismos puestos profesionales.

La paternidad es otro de esos espacios donde también nos jactamos de haber avanzado muchísimo. Ellos ya cambian pañales, ya dan biberones y ya van con el niño al parque. Ya son unos «padrazos» que nos «ayudan».

cómo ser un buen padre

Algo hemos avanzado sí, pero como maestra y madre que soy te puedo decir que siguen siendo mayoría por mucho las mujeres que acudimos a las reuniones del ANPA, las mujeres que coincidimos en el pediatra (sobre todo a partir de los 3 años), y  las mujeres que asistimos a esa reunión con el profesorado.

Y podría seguir hablando sobre quién prepara los mandilones para el lunes, quien hace la merienda para las mochilas, quien se encarga de que lleven el dinero para esa excursión, quien se acuerda de que hoy toca chándal y no uniforme y quien les ayuda en ese proyecto del aula.

Pero como no tengo suficiente tiempo, ni palabras, ni ganas ya para quejarme y decirte todo lo que no haces como padre hoy te quiero contar la otra parte de esa misma historia.

Carta a esos padres demasiado «ocupados».

Tú te lo pierdes, papá.

Yo soy la que le cuenta el cuento por las noches sí pero ¿sabes qué? Para mi, es uno de los momentos más bonitos del día. Los ojos que pone mi pequeña mirándome cuando pongo voces y hago de mala, de ogro, de príncipe o de reina son increíbles. Ella ve en mi a cada uno de esos personajes, y en seguida me doy cuenta de que hace rato que dejado de mirar las ilustraciones del cuento pare centrarse únicamente en mi cara.

Y esa mirada, es una mirada de admiración, de qué grande eres mami, de te quiero con locura. Una mirada que tú no conoces porque prefieres cenar tranquilo o porque llegas demasiado tarde del trabajo. Y tú, te la estás perdiendo…

Yo soy la que me levanto por las noches cuando mi pequeño llama, y es que me llama a mi y no a ti. Y me consta que alguna vez te has levantado tú porque yo estaba demasiado agotada para oírlo pero él ha dicho que no, que quería a su mami. Y aunque hecha polvo me he levantado al final pienso que es por algo que me llama a mi.

Y lo abrazo, y se siente seguro, y lo mimo y se vuelve a dormir. Y piensa que a mi lado no hay dragones ni monstruos porque soy su mamá. Y tú, te lo estás perdiendo…

ser un buen padre

Yo soy la que lo lleva y lo recoge del cole, la que sabe que hoy ha llorado o caído de primera mano, la que le da ese abrazo gigante cuando sale corriendo de la escuela. A veces llego no sé cómo, corriendo, agobiada, estresada y  sin haber podido acabar aquello en lo que estaba trabajando.

Pero esa sonrisa y ese abrazo que me dedica mi niña cuando me ve, es como si no hubiese un mañana. Como si llevásemos años sin vernos y ahora nos hubiésemos encontrado de nuevo. Es mágica, es energía pura, es entrega total. Es amor de hija. Y tú, te lo estás perdiendo.

Por eso hoy quiero gritar muy alto para que todos los papás del mundo rompáis con esta sociedad que dice que eso no va con vosotros, que eso de la médica o el profe le toca a los papás, que lo vuestro es trabajar, llegar tarde y mantener la familia. Creedme, no escuchéis esas voces. Porque por no ser «calzonazos» (ojalá hubiese muchos calzonazos si ser buen padre es serlo) os lo estáis perdiendo. De hecho, yo conozco a un maravilloso grupo de «calzonazos».

Y llegará un día, en que quizás, solo quizás, seas abuelo.

Y entonces lo entenderás.

Pero para entonces papá, ya será demasiado tarde.

Porque te lo habrás perdido.

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La manera de ser hombre o niño hoy en día todavía pertenece a una masculinidad tradicional que no atiende a nuestra sociedad avanzada. Por eso decidí escribir el cuento infantil «Martín es el mejor» donde conocerás a un niño que a pesar de tener unos gustos que la sociedad considera como femeninos, se permite permanecer único y auténtico.

Enseñar a nuestros niños a ser ellos mismos y no tener que encajar en lo que la sociedad dice que es correcto según su sexo impedirá que se pierdan muchas cosas cuando sean adultos (lleguen o no a ser papás, ;)). Si quieres adquirir este cuento para leer con tus niños y niñas puedes hacerlo ahora mismo: «Martín es el Mejor»

 

2 Comentarios

  • Publicado hace 28 Junio, 2018

    Elvira Fernández

    Me ha encantado, Alba! Como siempre. Y sí, se lo están perdiendo. Un número enorme de nuestra sociedad, porque los que no se lo pierden son minoría, por desgracia. A ver si cuando nuestros peques ya sean ese papá, esta sociedad ha cambiado un poco, porque esos momentos con ellos son oro puro!!

    • Publicado hace 28 Junio, 2018

      Alba Alonso Feijoo

      Gracias Elvira! No te voy a echar de menos porque sé que seguiremos conectadas. Aunque también te digo que antes de conectar nos toca desconectar. Feliz verano y un fuerte abrazo!!!

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