El FOMO y nuestros hijos
El FOMO es un fenómeno que hace referencia al miedo a perdernos algo. De ahí sus siglas en inglés: “Fear of missing out”. En una era tan tecnológica y comunicativa como la que vivimos donde la inmediatez de la información es casi vital, el FOMO se presenta como el último síndrome a superar.
Muchas veces acusamos a nuestros padres, sea o no conscientemente, de no haber sido buenos padres. De habernos tenido pero no intervenido demasiado en nuestra vida de niños. ¡Claro, ahora hacemos tantas cosas con nuestros hijos! No nos perdemos un partido de baloncesto, los llevamos a todos los cuentacuentos posibles, fiesta de la espuma infantil, taller de programación, clases de refuerzo de chino mandarín… Nosotros sí que somos buenos padres ¿verdad?
¿Eran peores educando nuestros padres y madres que nosotros?
Pues quizás no tanto. Probablemente haya llegado el momento de reflexionar y entender que no todo lo pasado fue peor. Quedémonos con lo bueno de aquel tipo de crianza. Porque gracias a ella nos hicimos más fuertes, más autónomos, más buscavidas… ¿Es eso malo? Para nada, a mi y mis 5 hermanos nos ha ayudado muchísimo a ganarnos la vida.
Cierto que un punto medio sería siempre lo ideal. Acompañar a nuestros hijos en sus vidas pero permitiendo que sean ellos los que las vivan, con todo lo que eso implica: alegrías, fracasos, frustraciones, superaciones… , sería lo deseado. Pero en la era en la que vivimos existe un fenómeno que no nos permite buscar ese punto medio: el FOMO.
¿Por qué el FOMO nos afecta tanto a la hora de educar a nuestros hijos?
Porque el miedo a perderse algo lo que en realidad provoca es que nos acabemos perdiendo muchísimas cosas. Os voy a poner algunos ejemplos muy prácticos:
- El miedo a perdernos la foto o el vídeo del festival de fin de curso hace que nos perdamos el propio festival.
- El miedo a perdernos el nivel de inglés, francés o alemán que tienen los demás niños hace que nos perdamos mucho tiempo trabajando horas extras o tiempo de disfrute con ellos en primera persona.
- El miedo a perdernos las últimas innovaciones en educación: hablemos de Montessori, Waldorf o cualquier otra, hace que perdamos tanto tiempo investigando e intentando replicar que nos perdamos sus sonrisas, sus abrazos, sus besos.
- El miedo a perdernos la última moda en vestimenta para niños hace que nos perdamos muchísimo tiempo de juego buscando nuevos modelos de ropa en internet, en las tiendas o en rebajas que podríamos estar disfrutando con ellos y un chandal.
¿Afecta el FOMO de manera diferente a madres y padres ?
En principio no debería. Pero al estar tan influenciados por los estereotipos de género, sí que ocurre. Las mujeres todavía son las que pasan más tiempo con los niños, las que acuden a más actividades y las que tienen injustamente una mayor carga en el hogar. Por eso sufren de un FOMO constante al intentar llegar a todo para acabar comprobando que es algo imposible.
Los padres también se ven afectados por el FOMO pero más en el ámbito profesional, no tanto en la educación de sus hijos. Por supuesto esto no define afortunadamente a todos los padres ya que a veces es incluso el caso inverso. Pero sí a la mayoría. Aunque a su favor, podemos añadir que ese punto del padre poco implicado o que llega muy cansado del trabajo y simplemente quiere que los niños jueguen entre ellos en vez de ir a veinte mil actividades, no siempre es malo. Los niños necesitan frenar un poco y simplemente jugar, aunque también hay que ser consciente de que el “que jueguen para que no me molesten” es bueno puntualmente pero no positivo a la larga por supuesto.
En el siguiente vídeo os hablamos del FOMO y las vacaciones escolares. Ya que una etapa tan libre como son las vacaciones para aburrirse, descansar y jugar se está viendo también invadida por este nuevo fenómeno.
¡Felices vacaciones a toda la comunidad Realkiddys! ¡Y adiós FOMO!