He de reconocer que mi madre nunca ha sido una “madraza” de esas que se desvive por ti toooooda su vida. Mi madre tuvo seis vástagos, cuatro hijas y dos hijos nada menos. Sin embargo, aunque entregó muchos años de su vida a criarnos, creo que nunca llegó a ser una esclava de la crianza. Como hija de familia numerosa, sí eché en falta algunas cosas, como que viniese más a mis partidos de baloncesto o estuviese más atenta a mis aficiones, pero teniendo seis…¡ Qué más se le puede pedir!
Yo me he quedado en dos peques, (al menos de momento…) y por lo tanto les puedo proporcionar bastante más atención de la que mi madre me daba a mi. Ahora, NO es mi idea en absoluto, rendir tributo a la idea de “madraza” que todo lo da por sus hijos hasta el punto de abandonar todos los otros espacios de su vida. Mi vida son mis hijos y muchas más cosas. En la actualidad, al ser tan pequeños (dos y cuatro), son ciertamente el eje principal de la misma, y ocupan casi todo mi tiempo. Me he visto obligada a aparcar muchas de mis aficiones por ellos, pero estoy comenzando a retomar algunas, y no pienso abandonarlas en absoluto.
Foto de la web paintheparks.com
¿No somos tan buena madres como lo fueron las abuelas?
Esa idea de madre esclava que promocionaban muchas de nuestras abuelas, no es ni sana, ni justa. Nos encantaba, ¡claro que sí!. Tener a una “chacha” que te haga la comida, te limpie la mesa mientras te invita a dar una vuelta, y cuando vuelves ya te tiene preparada la cena con una sonrisa. Ayyyy… “Aquello sí que eran madres”, dice mucha gente… ¿Perdona? ¿Madres? Eran esclavas, que no tenían vida alguna más allá que para complacerte, y por mucha sonrisa que te pusieran te aseguro que deseaban ir a dar una vuelta tanto como tú, pero su función de “madres” no se lo permitía. Ser unas “buenas madres” implicaba sacrificio, sacrificio y más sacrificio, pero siempre llevado con un más que obligatorio orgullo de madre.
Yo no quiero se ese tipo de madre… Quiero que mis hijos se preparen la merienda en cuanto sepan hacerlo ellos solitos, y recojan la cocina a continuación. Quiero que se vistan y desvistan solos, echando su ropa a lavar (de hecho, ya lo hacen con dos y cuatro años). Nadie ha de ser esclavo de nadie. Está claro que los cuidados biológicos cuando son bebés, y unos cuantos años más, te atan de manera considerable, pero poco a poco se van haciendo autónomos, y es nuestra responsabilidad ir soltando la cuerda también.
Foto de la web correrenaturale.com
Por eso, esos mensajes del día de la madre, que ponen a la madre en un pedestal, donde el mundo no existiría si no hubiese una madre en cada familia, me chirrían un poco. Siempre digo, que la función de “madre” la puede ejercer un padre, un abuelo, una tía, u otra persona, como podéis leer en este post de hace un año. Todo ese peso que se pone sobre las madres, no es ni sano, ni justo, y además hace que nos sintamos culpables cada vez que no “cumplimos” a la perfección con ese concepto de madre y superwoman que tiene que llegar a todo para que la valoren.
Una madre es una persona que ha parido (o no) a unos hijos, a los que ama con locura. Todo lo demás suele venir dado, pero esa idea del amor de madre, al igual que la del amor romántico, que nos dice que si amas de verdad, has de entregarte totalmente, tiene que ser desterrada de una vez de nuestras mentes.
Por todo esto: gracias por cuidarte mamá, gracias por tener proyectos en tu vida más allá de criar hijos, gracias por enseñarme lo que significa esforzarse y conseguir tus sueños, gracias por no haber sido mi esclava y enseñarme a ganarme la vida de manera autónoma. Gracias por darme alas y no llevarme siempre volando contigo a todas partes. Gracias por ser tú y no una extensión de tus hijos.
Feliz día de la madre, mamá.
2 Comentarios
Trescatorce
Me alegra saber que no soy única en el mundo. Cuando tuve a mi hija y empezamos a juntarnos en el parque con otras mamás y papás, me sentí un bichos raro. Porque yo estaba encantada con mi bebé y la quería y la quiero con locura, pero no es el único motor que mueve mi vida. Tengo otras aficiones, como correr, leer o escribir, y les dedico tiempo. Poco al principio, un poco más cada vez, ya que ahora tiene 5 años y es bastante autónoma. Y eso no quiere decir que quiera menos a mi hija, pero no quiero dejar de ser persona para ser madre.
Alba Alonso
Exacto una cosa no excluye a la otra. Se acabó la época de las esclavas. No somos peores madres, somos madres que no se anulas a sí mismas con la maternidad, y esa es una lección fantástica para nuestros hijos también.
Gracias por pasarte Pilar!