Este es un detalle muy habitual en el mundo adulto, los niños son niños, no saben, no entienden, no tienen opinión, qué van a saber ellos, no pueden hacer nada… Y esto no es cierto… Los niños y niñas no son adultos en pequeñito, sino personas con un cerebro mucho más creativo que el nuestro, mucho más abierto, y mucho menos lleno de prejuicios. Estas características hacen que se les ocurran ideas maravillosas y soluciones increíbles, que por muy sencillas que nos parezcan, no se nos ocurren a los mayores.
Por eso deberíamos escuchar más a nuestros hijos, e incluirlos en nuestras decisiones, por muy importantes y trascendentales que sean estas. Conseguir un mundo mejor en términos ecológicos es una de esas decisiones, en las que la infancia nos puede ayudar más que nadie. Ellos son el futuro y si los educamos para que cuiden el planeta, y escuchamos sus ideas al respecto, conseguiremos un futuro mucho más eco. Pero antes tenemos que fomentar ciertas inquietudes en sus maravillosas cabecitas.
1. Tus hijos necesitan un mayor contacto con la naturaleza
Si eres de esos papás y mamás afortunados que llevan a sus hijos al parque todos o casi todos los días, te invito a que al menos uno o dos días intentes acercarlos a un entorno más natural que el parque. Pasea con ellos, recoged hojas, piedras, tocad árboles, mojaos las manos en el riachuelo, o en el mar, llenaos las botas de barro… Sentaos y escuchad a vuestro alrededor ¿cuántos sonidos podéis distinguir? Haz que tus hijos se enamoren de la naturaleza, y ya casi no tendrás que educarles para cuidarla, porque querrán hacerlo desde el primer momento.
2. Menos decir, y más hacer. Practicar la ecoactitud
Como siempre mamás y papás somos el ejemplo más importante para nuestros hijos. Nuestras acciones hablan por nosotros. Si nuestros peques ven cómo cerramos el grifo al lavarnos los dientes, cómo apagamos la luz al salir de la habitación, cómo usamos pilas recargables y cómo nos deshacemos de ellas, cómo le damos doble uso a las cosas, cómo reciclamos el papel, y qué tipo de alimentos compramos además de atender a su embalaje, nos harán preguntas, y no dudes, que nos imitarán.
3. No solo los humanos somos seres vivos
De nada nos sirve enseñarles a cuidar el entorno, si luego descuidamos o incluso maltratamos a los animales. Plantas y animales son seres vivos, que debemos cuidar y respetar. Además, los animales sufren las consecuencias de nuestra propia alimentación, llegando a soportar maltrato y abuso por parte de las industrias en algunos casos, y de particulares en otros. Los niños y niñas pequeños entienden mucho mejor que los adultos determinadas cosas, y no soportan las injusticias. Explícales las crudas realidades, para que traten de luchar contra ellas desde sus posiciones, bien no queriendo ir a circos con animales, o no queriendo comprar determinados productos sin un sello de calidad adecuado, que garantice el buen trato a esos animales, entre muchas otras posibles acciones.
Siguiendo solamente estas tres premisas, dejaremos mejores hijos e hijas para nuestro planeta, para que en el futuro sean mejores personas en un planeta mucho más “Eco”.
La ecoactitud se educa, se aprende y se lleva con uno cada día de su vida.