Si ya tienes algún peque por casa estoy segura de que habrás escuchado miles de veces la siguiente pregunta: “¿y para cuándo la parejita?”. Y en el caso de tener dos peques del mismo sexo, la seguirás escuchando hasta que venga un tercero que rompa el molde sexual, o lo que no sé si es peor hasta que la BFF (Best Friend Forever) de mami, “la menstruación”, os abandone por otra BFF llamada menopausia. Si estás en alguno de estos casos, o no entiendes ese afán por tener una parejita este post te va a encantar.
Recuerdo que cuando era jovencita (no hace tanto vaya), y me preguntaban cómo me imaginaba de mayor, siempre me veía casada y con muchos hijos, además de dirigiendo el mundo ¡claro! Siendo la cuarta de una familia numerosa, se puede decir que era hasta una idea comprensible, aunque lo triste es, que para mi “mayor” significaba veinti-pocos. El caso es que llegados los treinta y cinco, seguía sin quedarme embarazada, y ahora ya no era por no poner medios, ni por poner todos los medios…
Como dice mi amiga Maica, cuando ve a algún chico de aquellos “guaperas” de nuestra quinta, gordecho y con canas… “ay…los años pasan para todos ¿eh?” mientras le da unas palmaditas en su incipiente panza. Pues para mi también habían pasado los años, y de los pocos óvulos fértiles, que mi cuerpo casi yermo podía producir….(bueno no será pa tanto) ese mismo año, en septiembre, llegó mi primer bebé.
El primer bebé
Después de varios meses escuchando la pregunta: “Oye, y ¿qué prefieres niño o niña?”, y después de varios meses respondiendo: “Me da igual la verdad, estoy tan encantada de estar embarazada que eso es lo que menos me importa”; respuesta a la cual le seguía una nueva pregunta: “Sí, ya, claro, lo de que venga sano y todo eso pero, tú… ¿qué es lo que quieres?” A lo cual me daban ganas de responder: “A ver amigo, esto no es la carta a los reyes magos, no funciona así, es un ser lo que va a nacer, no una Barbie o un Superman”. Sin embargo, muy amablemente y sin perder la paciencia, pronunciaba mi ya popular segunda frase: “No, de verdad, me da exactamente igual”. Sabiendo que a continuación, le seguiría un insistente y algo jocoso comentario: “¡Venga ya! ¡Mójate! ¿niño o niña?”
Y vino un niño… Para mi, ya no podía haber mejor opción que él, y no por ser niño, sino por ser él: auténtico, único, mi bebé… Después de nueve meses de intensa literatura maternal, de yoga para pre-mamás, de Mozart para bebés, de cuentos virtuales a tu barriguita y de alimentación pre-biótica para embarazadas, me lo sabía todo, TO-DI-TO. A ver listillo ¡pregunta!
Y …(sí sé cómo) a los 18 meses de una cesárea tipo me-da-igual-que-digas-que-esto-es-mejor-que-un-parto-porque-eso-es-una-puñ*****…-mentira, me volví a quedar embarazada. La felicidad iba a ser… ¡DOBLE! ¿Cabría más dentro de mi? Pues sí…4.600 Kg… un parto precioso del tipo rájeme-si-quiere-pero-hágalo-yaaaaaaaaaaaaaa.
Vayamos un poquito más atrás, y remontémonos al momento en que comienzo a compartir la noticia de mi segundo embarazo. “¡Enhorabuena! A ver si tienes suerte y es una niña” ¿Qué se supone que tengo que leer entre líneas de este tipo de comentarios? ¿Que tener otro niño sería mala suerte?¿Algún tipo de maldición tal vez? ¡OH NO!! Ahí viene otra vez la pesada del principio:
—¿Qué? ¿ahora no me dirás que no quieres una niña, eh?
—Bueno, verás, la experiencia de tener un niño ha sido tan gratificante que no me importaría en absoluto repetirla, con lo cual quiero decir que el hecho de que mi bebé venga al mundo con un pene o una vagina, no va a hacerme más o menos feliz.
¿Le habrá quedado clarito? Sin embargo, parece que lo que tengo que desear es una niña, porque ya tengo un niño y así pues… hago la parejita.
¡LA PAREJITA!!! Porque una pareja sin su parejita no es nadie. Así ya tenemos el padre y yo, a nuestros “miniyos” (tal cual avatares de la wii) con los cuales alcanzar nuestros sueños frustrados. LA PAREJITA…¿parejita para qué? ¿para el baile?¿para ir juntos a las bodas?¿para poder compartir un menú para dos? NO ENTIENDO ESTO DE LA PAREJITA.
Lo que sí recuerdo, es un comentario que me hizo una muy buena compañera que tiene dos niños, y que todavía a día de hoy me tiene perpleja. Sus palabras fueron las siguientes: “querida amiga, si este segundo embarazo resulta ser un niño también, tendrás mi más sincera enhorabuena pero tienes que estar preparada para comentarios crueles e insulsos del tipo: “Vaya, cuanto lo siento. A lo mejor a la tercera, ¡ánimo!”
¿Lo siento???? ¿Te da pena que vaya a tener un niño con diez deditos en sus manos, y otros tantos en sus pies? ¿con un corazón que late, con unos órganos que funcionan de maravilla y un cerebro listo para empaparse de conocimiento?¿Qué es lo que te da pena exactamente?
Entonces llegó la tan-esperada-por-todos ecografía del cuarto mes, en la que me confirmaron que iba a ser una niña, y entonces …todo fueron felicitaciones, abrazos y enhorabuenas. No le había fallado a nadie.
El segundo bebé
Ya tenía LA PAREJITA…Y poco a poco fui entendiendo esto de la parejita...Claro, así podría hacerle trencitas a ella y comprarle capas de superhéroe a él. Todo se basaba en eso… En nuestra idea de que ella va a ser hiperfemenina: dulce, cariñosa, débil, necesitada de protección, mimosa… en fin toda una “princesita”. ¿Y él? Obviamente, con los roles que se esperan de cualquier niño: movidito, ruidoso, brutote, valiente, insensible…vamos todo un “machote”.
Si lo pensáis bien, la parejita no es más que un absurdo reflejo de nuestra patética idea del mundo azul/rosa. Y entonces me di cuenta…Yo no quería LA PAREJITA. Yo quería a mi hijo y a mi hija por lo que cada uno era, no por aquello en lo que la sociedad me decía que tenía que transformarlos.
De hecho, mi hijo es dulce y cariñoso, movidito (porque tiene tres años, no porque sea un niño), le gustan las muñecas y los coches (probablemente porque yo le he ofrecido ambos para jugar), llorica (porque es su manera de llamar la atención unas veces y de expresar sus sentimientos otras). En conclusión: adorable.
Y mi hija también es muy cariñosa, con un carácter muy fuerte, caprichosa (sabe lo que quiere y cómo conseguirlo), muy lista (yo creo que va a ser una líder), le gustan las muñecas y los coches (probablemente porque tiene ambos tipos de juguetes en casa), llorica (porque tiene un año y es su manera más evidente de hacerse entender). En conclusión: adorable.
Así que… ¡Mamis y papis de este mundo! Dejad de soñar con LA PAREJITA, soñad con una familia sana, alegre, y feliz, y el hecho de que esté compuesta por uno, dos, tres o cinco peques sea simplemente una anécdota (a ser posible deseada) y no una obligación. Criad a vuestros peques con amor, tolerancia y respeto. Ofrecedles todo tipo de experiencias (diferentes clases de juguetes, de películas, de cuentos, de disfraces…). No limitéis sus gustos, sus expectativas, ni su mundo, por lo que tengan entre las piernas; que sea lo que tengan entre las orejas, lo que decida qué es lo que les gusta, y olvidaros de LA PAREJITA, porque no es más que una estúpida idea, algo egoísta, que seguramente alguien una vez inventó, para no tener más descendencia: “¡Pero si ya tenemos LA PAREJITA¡”
Yo no soy más afortunada por tener LA PAREJITA que otra madre o padre que tenga dos niños o dos niñas.
Soy afortunada porque aunque no salgo del pediatra, solo son mocos, catarros, tos, u otras enfermedades no graves.
Soy afortunada porque mis peques me dicen —!te quiero mami!— cada mañana.
Y sobre todo soy afortunada porque, mi sueño era ser madre, y ahora puedo vivirlo por fin todos los días de mi vida.
Una "no-parejita" // https://www.flickr.com/photos/sleepyjeanie
6 Comentarios
Paula ferreira
reflexion: por que a un bene niño no le ponemos pendientes y a un bebe niña si?por lo mismo que le ofrecemos coches a los niños y muñecas a las niñas!
Es un acto social y cultural!
Alba Alonso
Totalmente,¿sabías que hay culturas donde los que se ponen las joyas son ellos y no ellas? ¡Y les haría una gracia tremenda ver a una mujer de esa guisa!
Mayka
Qué razón tienes! Yo tengo dos niñas y no las cambiaría por nada del mundo. Y te puedo asegurar que si hubieran sido niños estaría igual de orgullosa. Familia sana son niños con padres que los quieren y enseñan a disfrutar de la vida.
Gracias por compartir una historia tan bonita.
Alba Alonso
Simplemente pequeños detalles en los que no caemos hasta que nos los hacen ver. Tus hijas son maravillosas, y lo habrían sido también de ser chicos, porque doy fe de que los modelos de madre y padre que tienen son increíbles!
Gemma/El Sur
Gracias por haberme traído a leer éste post!
Me siento taaan reflejada, yo sólo quería una familia, muchos nińos alrededor, ruido, risas, alegría!
Me daba igual el sexo pero hubo personas de mi familia que no.
También me hubiera gustado tener «El varoncito» pero no vino…
Y siempre pensé que si quisiera un bebé por su sexo, iría y adoptaría uno. Y punto.
Alba Alonso
A mi me siguen dando la enhorabuena por tener un niño y una niña… Y me alegro, porque tener hijos es para darte la enhorabuena pero sobre todo porque nazcan sanos, no porque sean niños o niñas.
Un saludo Gemma!