Mamás del mundo, ¿a qué os encanta cuando los niños se caen, se hacen daño y corren hacia vosotras por encima de abuelos, padres, vecinos, chuches incluso, para que les deis ese abrazo que les cura todo? Para que nos vamos a engañar…¡MOLA MAZO!

Ellas creen que son las únicas posibles «madres» para su descendencia

Y entonces, es cuando alguna de esas personas que resultó arrollada por la niña en su carrera a tu encuentro, suelta la siguiente frasecita a la vez que suspira: “Ayy, ¡es que una madre es una madre!”, y te pone la etiqueta de madraza.

Una madre NO SIEMPRE es una madre

Y tú te quedas tan orgullosa y sonriente… pero…¡NO!¡UN MOMENTO! ¿Me estás diciendo que mi hijo quiere que yo lo consuele solamente porque lo he traído a este mundo? ¿Qué harán entonces las madres de niños adoptados?¿Hacia donde mirarán sus hijos cuando necesiten que los conforten?¿Y los que son huérfanos de madre?

Ten muy seguro, porque yo lo tengo, que mis peques no corren hacia mi por que sea su madre, lo hacen porque soy la persona que más tiempo les dedica, la que no ha pasado ni una noche en cuatro años fuera de casa para poder dormirlos, la que les limpia las lágrimas casi siempre, la que les cuenta los cuentos, la que les lleva al médico y al colegio, la que los recoge casi todos los días…

                Mi hijo corre hacia mi, pero no porque sea su madre

Y esto es porque quiero, puedo, y otras tantas circunstancias de la vida… Por eso cuando tienen miedo, dolor o angustia necesitan que les diga que estoy allí para ellos, mientras los envuelvo entre mis laaaaaaargos brazos.

A pesar de que me duela asumirlo (porque ello demuestra que mi figura sí es substituible) he de reconocer que esta labor de “madre” la podría llevar a cabo cualquier persona, un padre, un abuelo, una tía, o en algún triste caso que he vivido, la chica que cuida a los peques, lo cual nos demuestra una vez más la veracidad de que esta función no es inherente a la madre biológica en absoluto.

       Padre ejerciendo de "madre". Fotografía de Gagilas (CC BY-SA 2.0)

Así que la próxima vez que oigas “es que una madre es una madre” cuando tu hijo te reclame, responde; “no perdona, si vienen a mi es por todo lo que yo me dedico a ellos en cuerpo y alma, no porque en el libro de familia ponga que soy su madre”.

Y si eres padre, y tus peques necesitan que seas tú quien los consuele, entonces sí te animo a que digas en voz alta: “¡es que un padre es un padre!”, y entres a saco en el debate, para que de esta manera acabemos entre todos de desmontar todos estos estereotipos, que no valoran el esfuerzo y trabajo de muchas personas hacia los niños, sea cual sea el vínculo entre ellos.

Así pues, no olvides que…

A veces… Un padre, un abuelo, o una tía pueden ser también «una madre»