Educar la mirada desde el privilegio invisible

Educar la mirada: tarea aún pendiente. Siendo cis, hetero, blanca, europea, paya, sin diversidad funcional, de clase media y encajando bastante en los cánones de belleza actuales (rubia, delgada y alta) he tenido que hacer y sigo haciendo un gran trabajo para educar mi mirada hacia la diversidad.

Siempre he tratado de ser una persona de mente abierta y culta. Leo bastante y me empapo de todo tipo de aprendizajes posibles. Pero en los últimos diez años he tenido que aprender además a educar mi mirada. Y he tenido que aprender que al igual que soy minusvalorada e injustamente juzgada muchas veces por ser mujer, tengo multitud de privilegios invisibles por no pertenecer a ninguna minoría (raza, etnia, clase…).

educar la mirada hacia la diversidad

Educar la mirada hacia la diversidad

A todo esto súmale que vivo en una ciudad de tamaño medio y mi entorno es bastante binario y parecido. Rara vez alguien llama la atención en la calle por su vestimenta, forma de hablar o caminar. Somos todes bastante iguales.

Pero de repente he conocido a una masa de personas (física y sobre todo virtualmente) que no encajan en esos modelos de hombre y mujer que nos venden por la tele. De hecho, algunas de estas personas ni siquiera encajan en lo que se considera «hombre» o «mujer».

  • A veces no encajan por su expresión de género: cómo visten, cómo caminan, cómo se expresan al hablar…
  • A veces no encajan por su identidad de género: son personas trans
  • A veces no encajan por su orientación sexual: no son heterosexuales
  • A veces no encajan por sus cuerpos: no tienen cuerpos normativos por tamaño, peso o en el caso de las personas intersexuales por composición (sea por hormonas, gónadas o cromosomas).

en los últimos diez años he tenido que aprender además a educar mi mirada.

Pero recuerda que encajar es entrar en una caja. Y entrar o vivir el resto de tu vida en una caja tiene que ser muy asfixiante. Por ello deberíamos dejar de intentar encajar tanto y ser personas mucho más auténticas y libres

Lo diferente nos violenta la mirada

Estamos tan acostumbradas a percibir ciertas maneras de ser, de vivir, o de expresarse como las correctas que lo diferente nos violenta. De ahí, la necesidad de educar la mirada.

  • Ver a una persona y no poder etiquetarla como hombre o mujer nos violenta.
  • Ver a alguien que pensamos por su expresión que es mujer y nos diga que es un hombre nos violenta.
  • Ver a alguien y asumir que es hetero y nos presente a su pareja homosexual nos violenta.
  • Ver a alguien muy andrógina y que nos diga que es mujer nos violenta.
  • Ver a alguien con mucha pluma y que nos diga que es hetero nos violenta.
  • Ver a alguien que pensamos por su look masculino que es hombre y nos diga que es nobinarie nos violenta.

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Esto y muchas más cosas nos violentan porque nuestra mirada está educada para categorizar en blanco/negro, azul/rosa, vieja/joven, hetero/homosexual, etc, etc, etc. Cuantos binarismos fallidos que no contemplan el maravillloso espectro de la diversidad.

Y no, no tienen que cambiar las demás personas para que tú te sientas cómoda. Piénsalo bien, eres tú quien tiene que educar la mirada y pensar por qué lo diferente a ti te incomoda tanto. ¿No te has parado a pensar que tal vez tu aspecto tan normativo sea aburridísimo para el resto? Vestimos de Zara, usamos las mismas expresiones («en plan»… esta la odio, pero se usa mucho), seguimos la moda como borregos, vemos las mismas series, nos gusta la misma música… ¡Sí que somos gente aburrida!

Cuantos binarismos fallidos que no contemplan el maravillloso espectro de la diversidad.

 

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Y cuando conoces a alguien que por lo que sea (expresión, identidad, mentalidad, raza, orientación sexual, corporalidad…) es diferente, en vez de recibirlo como un soplo de aire fresco de gran personalidad y valentía, te violenta… ¿No te ha pasado nunca?

No te preocupes, a mí también me pasa (aunque cada vez menos) y por eso sigo en proceso de educar mi mirada. No es fácil, pero me ayuda a crecer como persona y sobre todo a respetar y poner en valía la diversidad.

No me queda más que agradecer a todas esas personas diversas que me ayudan cada día a valorar y enriquecerme con su diversidad. Millón de gracias por ser tan geniales!!!

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