El mundo es de los niños sí. Li-te-ral-men-te, de los niños, si las niñas quieren participar necesitan su «girls’ zone».

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Desde hace unos años para aquí, todo juguete, videojuego, y libro que se precie, se ha visto obligado a lanzar una nueva versión para atraer a las féminas. Pobres ellas que no jugaban, ni leían, ni construían, ni hacían nada de nada, antes de que la «rosificación» llegase a sus vidas. Pero el mundo ha tenido a bien producir versiones en todo ámbito viviente, para que ellas puedan disfrutar casi tanto como ellos. Y no les ha costado mucho, ya que en la mayoría de los casos lo único que han tenido que hacer ha sido cambiarles el color.

Y así, las afortunadas chicas pudieron por fin jugar con Lego, con pistolas rosas (horror), e incluso tener sus propios patinetes. Eso sí ¡siempre mucho más caros! (#pinktax).

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Desafortunadamente, en el mundo editorial ha ocurrido algo parecido. Cuentos y revistas que eran habitualmente adquiridas tanto por niños como por niñas, han sido tristemente versionadas  para que el «mundo rosa» se las pudiese vender solo a ellas, y convencerlas así, de lo mucho que se estaban perdiendo. Incluso la firma Playmobil que siempre ha abogado por la igualdad de género en sus campañas de marketing, nos sorprendía este pasado noviembre sacando la revista Playmobil Girls, gracias  a la cual ellas pueden soñar con ser princesas de hielo, hacer magdalenas de princesa, y llevarse unos pósters «muy guays».

Porque claro una niña jamás querría vivir aventuras, o algún otro tipo de acción en su mundo, eso se reserva para los valientes y malvados piratas, que además conducen coches supersónicos en sus ratos libres, protagonistas de la revista Playmobil para chicos. Por cierto, en este caso no se indica Boys, porque eso es lo natural. El género «marcado» siempre es el de las chicas.

Esto es básicamente lo que denunciamos en la tercera #soyquiendecide junto a Madresfera; el cómo se han creado un montón de versiones en el mundo infantil de los libros que antes no existían, dirigidas exclusivamente a las niñas, o a los niños. Versiones que nadie demandó ni echaba de menos, pero poco a poco, gracias en su mayor parte a la publicidad y los medios de comunicación, hemos aprendido a demandar como necesarias. Si no ¿quién entiende que haya pegatinas para niñas, y para niños?¿Tesoros para niñas y para niños?¿Manualidades para niñas y para niños?¿Mandalas para niñas y para niños?

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Razones para dividir los cuentos y demás libros infantiles por sexo o género

No hay muchas más que una única razón, hacer más caja. Los publicistas pensaron que si eran capaces de convencer a la sociedad de que las niñas necesitaban una versión diferente a la de los niños (una más adecuada a su sexo, más dulce, sencilla, tierna), entonces el público se vería obligado a adquirir la versión adecuada según el sexo del destinatario, y en el caso de hermano y hermana, el gasto se convertiría en el doble. Y les funcionó.

No solo sus ventas se han visto considerablemente incrementadas, sino que los usuarios están convencidos de que eso es lo correcto, de que los chicos y las chicas son de Marte y de Venus, como nos dice John Gray. Y debido a ello, les corresponden diferentes gustos, opciones, aficiones, y demás según sus características físicas y biológicas, sin atender en absoluto a sus personalidades únicas.

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Tú, y solo tú, eres quien decide respetar los gustos de tus hijos y tus hijas. Tú eliges decir NO a esas versiones de chicas o de chicos. Tú eres quien deja de comprar un libro no porque sea de princesas, sino porque es de princesas y está únicamente etiquetado para niñas, o porque es de dinosaurios y está únicamente etiquetado para niños.

Tú eres quien decide parar esto, y cambiar el rumbo de las editoriales. Porque el poder lo tenemos cada uno de nosotros en nuestras manos cada vez que hacemos una compra. Así que comparte este post y mueve el hashtag #soyquiendecide en redes para contarle al mundo que niños y niñas merecen ser valorados y respetados por quienes son, no por quienes quieren que sean. Y sus libros también.

 

 

6 Comentarios

  • Publicado hace 23 Marzo, 2016

    Kletva

    Lo resumes todo muy bien: es un negocio. Esto no es más que otro ejemplo de cómo el dinero es el rey del mundo y que por ganarlo se hace lo que sea, aunque eso signifique dividir y crear barreras. Tengo una niña y ahora es fácil porque es un bebé y la vestimos y le compramos las cosas nosotros, pero no sé qué pasará el día que sea mayor. Desde luego no me parecería bien negarle cosas de princesas si las pidiera, pero me daría mucha pena… Tiempo al tiempo.

    • Publicado hace 23 Marzo, 2016

      Alba Alonso

      Lo importante siempre es darle muchas opciones, incluso aunque solo le guste el rosa y las princesas. Además, hay muchos tipos de princesa! Ojalá se quede con los mejores modelos! Un abrazo y gracias por comentar!

  • Publicado hace 23 Marzo, 2016

    Judith

    Madre mía, aún no estoy al día con estas cosas pero estoy alucinando con lo que cuentas. Y yo que pensaba que el tema estaba mejorando porque en los catálogos de juguetes había visto a niños con cocinitas y niñas con coches. En fin, veo que nos queda todavía mucho.

    • Publicado hace 24 Marzo, 2016

      Alba Alonso

      Más de lo que nos parece. Y es como si no pudiéramos bajar la guardia, porque te relajas un poco y volvemos al mundo de princesas y superhéroes. Mi hijo tiene derecho a ser sensible y débil si quiere, y mi hija fuerte y líder si quiere también. No les damos opción, solo les mostramos cajitas rosas o azules, y todo lo que esos colores conlleva.
      Gracias por comentar Judith! Un abrazo!

  • Publicado hace 5 Abril, 2016

    María

    Antes de nada, quiero darte la enhorabuena por el blog. Lo he descubierto recientemente y me parece fantástico.

    Tienes toda la razón, al final es lo mismo de siempre: un negocio en el que las madres y los padres caen porque piensan que de esa manera les regalan algo diseñado especialmente para sus hijas y que resulta que lo que se está haciendo es segregar por sexos. Es algo realmente complejo y aun queda mucho por andar, pero confío en que poco a poco vaya cambiando todo esto.

    • Publicado hace 6 Abril, 2016

      Alba Alonso

      Muchas gracias por el piropo, y sobre todo por tu comentario. Yo también creo que muchas veces no se hace de manera consciente, pero por eso hace falta contarles este tipo de cosas a padres y madres. Y la escuela necesita igualmente mucha formación al respecto.
      ¡Un abrazo María!

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